sábado, 7 de septiembre de 2013

UN SUSPIRO (capítulo 1)

Me llamo Maria y tengo deciseis años y mi vida no es como la de las películas. Mi madre no me despierta por las mañanas con una aspiradora, no soy ni muy guapa ni muy lista, no soy la chica más popular de mi instituto, no vivo en una encantadora casa de 150 metros cuadrados, no tengo un jardín enorme... Lo único parecido a estas es que tengo un vecino al que odiar, la diferencia esque éste no es una vieja, sino un chico...

Me mudé al piso en el que vivo ará ya unos cuatro años, por razones de trabajo de mi padre. Yo aun no le he acabado de perdonar que me apartara de las personas que quería, de mis amigos e incluso de mi familia. Él me obligó a empezar una nueva vida en Inglaterra, sin saber casi la lengua. Gracias a dios me adapté bien y ahora tengo a buenos amigos con los que contar, quedar y divertirme.



Al fin llegaba la hora de marcharse a casa, estaba esperando esa semana de descanso des de hacía mucho tiempo, y por suerte no había exámenes para la siguiente semana. Como de costumbre Andy se acercó a mí:
-¿Quieres que te lleve a casa?- preguntó con esa mirada de niño bueno que solía poner.
-jajaja-reí sarcásticamente-Andy no me mires así, no me pienso montar en tu moto ni loca, eres capaz de estamparnos con el primer muro que encontremos-
-Eh, ¡que yo soy un conductor buenísimo! ¡Tu te lo pierdes!- contestó con ese aire superior al que tanto odiaba, me guiñó el ojo y se fue.
En realidad Andy no conducía mal, pero me gustaba meterme con él. Era el tipo de chico al que era imposible no mirar por la calle, era alto, de ojos azules con esas pestañas largas y negras que cualquier chica envidiaba, tenia el pelo oscuro y larguitos. Fue una de las primeras personas que conocí y se ha convertido en uno de mis mejores amigos, siempre está ahí, para lo que haga falta.

Decidí salir fuera del instituto e ir a coger el autobús que me dejaba en frente de casa, había que andar un rato así que salí directa, sin quedarme ha hablar con los demás. Quería llegar pronto a casa y descansar. Estaba a punto de coger calle abajo cuando Andy se interpuso en mi camino.

-¿Enserio no quieres que te lleve?- insistió .
-No, gracias, prefiero ir en autobús- dije y empecé a andar, él me siguió.
-Pues entonces te acompaño, que no tengo nada que hacer-dijo poniendo su brazo encima de mi hombro, solía hacerlo, supongo que era demasiado vago para aguantarse solo.
-¡Te aburres mucho eh!- le dije sabiendo que le molestaría.
-¿Que dices? Ay, mira que eres tonta- dijo en tono cariñoso intentando devolverme la jugada- solo le quiero dedicar un poco de tiempo a mi enana-
-¿Enana?-dije y vi que habíamos llegado a la parada de bus-¿te importa acompañarme andando?
-¿Andando? ¿Enserio? no bromees con eso...-dijo en tono suplicante.
-Vamos...-y continuamos andando hablando de nuestras cosas cuando...

-¡Hola!-dijo en tono alegre.
No, era mi vecino, lo odiaba con todas mis fuerzas. Tenia un par de años más que yo, era de la misma altura que Andy, de pelo rizado y ojos verdes, una sonrisa esculpía su cara siempre con esos dientes blancos tan perfectos... Aunque no lo quisiera admitir sabía que era guapo, muy guapo. Pero algo de él me incomodaba, era el típico malote que se creía el mejor del mundo, metiéndose con todo el mundo... lo odiaba.



-Hola- dije sin intentar que no se me frunciera el ceño y pase de largo.
-Eh tu, chaval, no te preocupes ya la acompaño yo a casa - dijo con esa sonrisa mirándonos como pasabamos, Andy se giró y contestó.
-Me preocupo porque gente como tú se acerque a ella ¿sabes?- él se rió pero Andy hizo caso omiso y continuaron andando. Realmente las palabras de Andy me recomfortaron, me gustaba cuando me protegía. Me apretó contra el mientras caminabamos.
-Pues deberías preocuparte por ti antes de que los demás-dijo mirando con cara repulsiva, pero aún con la maldita sonrisa. Siempre tenía que tener la última palabra- es un consejo.

-¡Cállate!-no podía aguantar más, me ponía de los nerviós.
-jajajaja- se rió provocando- sus deseos son ordenes princesa- y me guiñó un ojo-ya nos vemos!-añadió dandose la vuelta.

Sin hablar mucho llegamos al portal de mi casa.
-¿Te molesta ese chico?-pregunto Andy con cara de preocupación.
-Es su naturaleza, pero solo habla, creeme-comente sin darle importancia.
-Bueno entonces te dejo- me sonrio y me sumergio en uno de esos abrazos que tanto me gustaban, me apretó contra su pecho, me acarició el pelo  busco mi oreja con su boca, entonces susurró:
-Te quiero-

La tarde transcurrió bastante rápida. Al llegar a casa me miré en el espejo y vi mi pelo largo que me llegaba abajo del pecho, liso y castaño, mis ojos marrones que nunca me habían gustado pintados con raya, no era de maquillarme mucho. Me hice un moño mal hecho me puse una camiseta ancha, me puse unos shorts de chandal y me cerré mi habitación. Me tumbé en la cama y empezé a pensar en lo que había sucedido. Andy me había dicho muchas veces que me quería, era su forma de ser, pero nunca lo había hecho de aquella forma, con aquella voz tan diferente, con aquel abrazo tan intenso... en cuanto al cabrón de mi vecino, él cada día se superaba más.


Me levanté para ir a comer algo y me estrañé de que mis padres aún no hubiesen llegado de trabajar, rozaban las siete y ya estaba añoceciendo. Mi familia todavía seguia manteniendo los horarios de comida de España, así que todavía quedaban tres horas para la cena. Aproveché que estaba sola y puse la música a tope, entonces sonaba Fifteen Entonces empezé a cantar y a bailar, me dejé llevar por la música, recordé a Andy, su voz, sus ojos mirándome del modo enque lo hacían últimamente, su sonrisa y su risa, la manera en que se metía conmigo y sus abrazos, sus besos y sus caricias. Entonces se me pasó la idea de como sería si todo fuera más allá, como sería si nos besarámos, como sería si el me quisiera, como sería nuestro amor, ¿funcionaría? ... pero entonces se me ocurrió que era una tontería, éramos solo amigos y nos queríamos de esa manera ¿verdad?, muchas dudas llenaron mi cabeza... ¿lo quería? ¿o solamente era un capricho? yo no quiero hacerle daño... seguía cantando y balando con los ojos cerrados alrededor del salón, con la música a tope y sin darse cuenta empezarón a caerle lágrimas por las mejillas y pensaba ¿que me está pasando? ¿que estoy haciendo? un escalofrío me recorrió el cuerpo pero no dejé de bailar, no podía, era una intuición, entonces una idea le vino a la cabeza ¿estoy enamorada?... nunca antes había visto de ese modo a Andy, era como un hermano... entonces me senté en el suelo, apoyada contra la pared y abrí los ojos, las lágrimas todavía caían por mis ojos sin saber por que... me disponia a levantarme para ir a lavarme la cara cuando...

¡Mierda! Había alguien allí, de pié observandome des de la puerta del salón, con los ojos como platos... y no eran mis padres precisamente...